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El Oriente Boliviano


Cuando se habla de Bolivia -sobre todo en el extranjero pero también dentro del propio país- se suele acudir a figuras o construcciones idiomáticas que, recurriendo a una visión geográfica y cultural fragmentaria y parcializada, tratan de resumir y de reducir la realidad nacional a la fórmula de "país altiplánico" o "país andino". Aparte de constituir un recurso fácil, esa caracterización, incompleta, y por lo tanto deformante, se fundamentaba en el hecho de que, hasta no hace mucho, sólo se conocía la parte occidental del país.

Desde la Conquista y la Colonia hasta bien entrado el Período Republicano, la política del país se hacía y se vivía en las regiones andina y altiplánica. La economía colonial y republicana descansó siempre sobre la explotación de las minas, de plata primero y de estaño después, al punto de que todavía hoy se habla de Bolivia como de un país eminentemente minero. Por esta misma razón, las expresiones culturales de la región occidental son las que hasta el presente han encontrado mayor difusión, tanto fuera como dentro del país y se las considera como las manifestaciones que simbolizan y expresan la identidad boliviana. Por lo demás, es también un hecho que, hasta hace pocos años, el altiplano y los valles andinos monopolizaban las mayores concentraciones humanas del país, con por lo menos el setenta por ciento del total de la población. Ante esta realidad, no es extraño, entonces, que a nadie se le ocurriera caracterizar a Bolivia como "país tropical" o "país amazónico". Tampoco sería correcto hacerlo, ya que, de la misma manera, significaría incurrir en una deformación, en una mutilación de la realidad global boliviana.

Lo cierto, sin embargo, es que más de dos terceras partes del territorio de Bolivia están conformadas por llanuras tropicales y subtropicales, atravesadas por caudalosos ríos que pertenecen a las cuencas del Amazonas y del Río de la Plata
El Departamento de Santa Cruz

En esta región se encuentra el departamento de Santa Cruz, que con algo más de 370.000 kilómetros cuadrados es el más extenso de los nueve departamentos que conforman el territorio de la República de Bolivia. Está ubicado en el este del país y limita con Brasil y Paraguay. Actualmente tiene alrededor de 1.700.000 habitantes; la temperatura promedio al año es de 24,6 grados Celsius y su altura media es de 437 metros sobre el nivel del mar. Su capital es la ciudad de Santa Cruz de la Sierra y tiene en la actualidad una población de más de 1.400.000 habitantes.

En términos de actividad y producción económica, Santa Cruz es la región más importante del país, siendo sus principales rubros la producción de petróleo, de gas natural, caña de azúcar, algodón, maderas, soya, arroz, trigo, maíz y ganadería. En la ciudad de Santa Cruz de la Sierra y en la llamada "región integrada", que se extiende desde la capital hasta unos cien kilómetros hacia el norte, existen también algunas considerables concentraciones industriales, entre las que se destacan los ingenios azucareros, las refinerías de petróleo, los silos y agroindustrias relacionadas a la soya, la industria lechera y sus derivados, la fabricación de materiales de construcción, muebles, cueros, conservas, bebidas y otras.


Barrio típico cruceño en el inicio del Siglo XX

La vastedad del territorio, la generosidad del clima tropical y la diversidad de las actividades económicas y productivas han hecho que la región de Santa Cruz se convierta, en los últimos cuarenta o cincuenta años, en una especie de polo de atracción, tanto para la propia población boliviana, como para un sin número de inmigrantes procedentes de los más cercanos y de los más remotos países del mundo.

Santa Cruz conservó durante los siglos XVI y XVII el carácter de ciudad fronteriza por estar rodeada de grupos de indígenas no evangelizados, y ser el centro de expediciones misioneras de Jesuitas y otras órdenes religiosas, hacia Moxos y Chiquitos. hasta la década de los años 50 de éste siglo, permanece como una ciudad marginal, situación que se modifica cuando las carreteras y ferrocarriles promueven la transformación de su economía, al integrarla a los mercados nacionales e internacionales, convirtiéndola, en la segunda ciudad del país.

Cruceños, Cambas, Orientales


Los habitantes de Santa Cruz se llaman cruceños, aunque también se los conoce como orientales o cambas (nombre que se suele dar en Bolivia a todos los habitantes originarios de la región tropical, es decir, también de los departamentos del Beni y Pando). Y hay cruceños de generaciones antiguas, como los hay de generaciones más recientes. Porque en Santa Cruz viven y trabajan gentes venidas de Cochabamba y de La Paz, de Sucre y de Potosí, de Oruro, de Tarija, del Beni y de casi todas las zonas del país. Y también hay menonitas originarios del norte de Alemania, que llegaron desde el Canadá, los Estados Unidos y México; hay japoneses de Okinawa, Kioto y Osaka, chinos de Taiwán y Hong Khon; coreanos del Sur y del Norte; Sikhs del Punjab, rusos blancos, sirios, libaneses, jordanos, egipcios, alemanes, italianos, judíos, argentinos, chilenos, brasileños y muchos más.
La época colonial

La ciudad capital, Santa Cruz de la Sierra, no llegaba a los 20.000 habitantes cuando se produjo la fundación de la República en 1825; y el resto de los pueblos cruceños eran apenas aldeas con no más de 5.000 habitantes cada una. Santa Cruz, al igual que todo el Oriente Boliviano, figuraba en los mapas, pero en realidad era un vasto territorio despoblado que jugaba un papel poco menos que secundario en la vida colonial del Alto Perú. Los contactos con el mundo exterior eran escasos y difíciles, entre otras causas porque las vías de comunicación eran precarias, cuando no inexistentes. Sin embargo, la región participó activa y decididamente en las luchas por la Independencia a principios del Siglo XIX; y las llamadas Republiquetas que se establecieron en Santa Cruz formaron parte importante del movimiento independentista de esta zona del continente americano. Una vez creada la República de Bolivia, el 6 de agosto de 1825, Santa Cruz pasó a formar parte del territorio y la jurisdicción del nuevo Estado. Pero las condiciones de vida de la región, caracterizadas por el olvido, el abandono y el aislamiento, permanecieron virtualmente inalteradas. Vale la pena, a este propósito, recurrir a una cita del historiador cruceño Hernando Sanabria Fernández, quién, en su Breve Historia de Santa Cruz, incluye este ilustrativo párrafo sobre el período republicano del siglo pasado:

"A pesar de todo ello, para algo había de servir Santa Cruz en aquélla agitada época de la vida nacional. Largamente alejada de las ciudades y los pueblos donde se urdía el complot y con fama de insalubre y plagada de dañinos insectos, escogíanla los gobiernos para lugar de destierro de sus enemigos y delincuentes políticos."

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